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¿Alguien mordió?

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Su reingeniería literalmente empieza por deshacerse de aquellos jugadores que pertenecen al insólito circuito de Juan Reynoso, es decir, aquellos muchachones que alguna vez dejaron Bolognesi para llegar por gracia divina a la “U”.

Con Salvador Capitano al frente del equipo era de suponer que su proceso de evaluación sería mucho más riguroso con Mario Soto, Luis Hernández, Adrián Zela, Renzo Revoredo, Luis Ramírez y Johan Vásquez, este último quizás el más destacado de los antes mencionados o, digamos, el inteligente del destacamento tacneño.Y es que Vásquez supo mantener el perfil bajo que otros rechazaron por creer que Reynoso sería eterno. Tremendo fiasco. Juan Máximo se fue sin despedirse y dejando a sus incondicionales en manos de la suerte.Además, a casi todos les costó un mundo adaptarse al régimen Capitano. Incluso, ciertos jugadores, como el grandote pero zopenco Zela, prefirieron cuestionar al técnico antes que aceptar su metodología, claro, lejos de la pasadita de mano y del tuteo que invita a las pendejadas de siempre.El caso Víctor Píriz es otro punto, pero de similares características. No llegó de “Bolo”, pero fue recomendado por Reynoso, razón suficiente para hacerle la cruz.

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