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    “La memoria debe ser presentada desnuda”

    Víctor Delfín. Pintor y escultor. Miembro del colectivo civil La Resistencia.

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      “La memoria debe ser presentada desnuda”

      Trabaja toda la mañana y hace una pausa por la tarde para tomar su copa de vino cotidiana. Noventa años y Víctor Delfín se mantiene creando con la misma furia y pasión de la juventud. La misma furia y pasión que lo han llevado a salir a las calles a protestar por cada abuso del poder. Ahora, alza su voz contra lo ocurrido en el Lugar de la Memoria, cuyo director, Guillermo Nugent, fue obligado a renunciar por el ministro de Cultura, Salvador del Solar, dizque por haber permitido un “sesgo” incómodo en una exposición colectiva sobre los terribles hechos acaecidos en los años noventa en nuestro país.

      Tú encabezaste la Comisión de Cultura, que dio pase a lo que hoy es el Ministerio de Cultura. ¿Cómo ves la actitud del ministro Salvador del Solar en el caso del Lugar de Memoria?

      El ministro de cultura no debió de ceder ni un milímetro, debió haberse mantenido firme en la idea de que la memoria no se puede practicar a la medida de los mafiosos criminales y corruptos. Yo estoy seguro que en la mafia fujimorista no existe una persona lo suficiente culta para inmiscuirse en las decisiones del ministerio de Cultura. Y no tienen derecho a opinar absolutamente nada, sino reconocer que los crímenes que han cometido son tan horrendos que han sido reconocidos universalmente.

      ¿Y qué opinas del sometimiento del gobierno al fujimorismo?

      Los errores del señor presidente empiezan en el primer momento, cuando convoca a la derrotada dos veces, hija del reo Fujimori, y le da un espacio indebido y, además, acompañada por Cipriani, que es el asotanado más repugnante que ha tenido la iglesia católica peruana. De allí en adelante, el fujimorismo empieza a sentirse lo suficientemente fuerte para creer que le puede dictar la agenda a un presidente elegido democráticamente. Y de hecho lo está logrando.

      Los fujimoristas han acusado a la muestra Resistencia visual 1992 de tener un sesgo que, presuntamente, ofende a algunos peruanos...

      ¿A qué peruanos? ¡A los fujimoristas! A los victimarios. Claro, que recuerden sus maldades a cualquiera le incomoda, pero esta no es una cuestión de personas, es una cuestión histórica. La memoria debe ser presentada desnuda, como me gustan a mí las mujeres. No hay que ponerle ningún trapito ni una hoja de parra para ocultarla.

      Pero hay gente dentro del mismo gremio artístico que ha dicho que no se puede hacer activismo desde el arte...

      ¡Pero qué clase de artistas son esos! No tienen derecho a decir esa tontería. El ser humano tiene que ser activista ante lo que le hace daño. Si maltratan a un niño, hay que protestar. Si maltratan a una mujer, hay que poner el grito al cielo. Si discriminan a una persona por su color o por lo que sea, seamos fuertes. El creador debe ser precisamente un individuo que tome una postura en contra de esas actitudes que son perversas, que hacen daño a la sociedad. Cuando me mencionan a un señor que creo que es tenor, no sé qué cosa...

      El congresista fujimorista Franceso Petrozzi...

      ¡Tiene que ser fujimorista, pues! Estamos ante una mafia, hay que decirlo, criminal, asesina, corrupta, que quiere imponer sus reglas a los peruanos. Eso no lo vamos a permitir, sencillamente...

      Imagino que, para evitar el ingreso del fujimorismo, como muchos peruanos, tú votaste por Pedro Pablo Kuczynski...

      Por supuesto. Ese es otro problema: hemos estado siempre a la defensiva del fujimorismo. Hicimos la campaña faltando diez días. Yo volví diez días antes y ya habían copado el Congreso. Y cuando llego acá me dicen mis amigos de La Resistencia: ya no hay remedio, va a ser la presidente. Y yo dije: ¿¡Qué cosa?! No estoy tratando de ponerme como un héroe ni un súper inteligente, sino que por lógica dije: ¿Dónde está la gente antifujimorista y dónde están los que votaron por los candidatos que fueron mañosamente sacados de la competencia? Había que capitalizar el descontento de esa gente y ponerla en contra.

      Tú marchaste con Toledo en la marcha de los Cuatro Suyos. ¿Qué sientes ahora, al ver en lo que se ha convertido?

      Mira, yo hace tiempo que estoy curado contra esas cosas. ¡Conozco a tantos traidores! ¿Qué cosa son los colegas? Una cantidad de gente que, en lugar de exaltar la actividad, cuando ven que más o menos empiezas a salir, empieza la rajadera. ¡No nos queremos!

      Pero con Toledo hubo una lucha política conjunta. ¿La decepción no es mayor?

      No, la lucha no era solamente de Toledo. Estaban Gorritti, Llona, Javier Diez Canseo, Borea...

      Pero él era el líder, la cabeza visible...

      Él se tomó ese liderazgo, porque, los demás, todos trabajaban por su lado, y él, con el cuento de que era cholo y que venía del pueblo, convencía a cualquiera. Además, es un gran actor, por supuesto, y tenía la energía todavía como para actuar y convencer.

      ¿Y en qué momento te decepcionas de Toledo?

      Yo no me decepciono de nada, porque conozco este alboroto hace años. Yo he visto nacer el aprismo...

      Tu padre fue aprista, ¿no?

      Fue aprista de los que los ponían, por quítame estas pajas, en el Frontón. Estuvo dos años. Esa leyenda me parecía hermosa: tener un padre luchador, obrero, que nunca recibió nada como político. Murió pobre como nació.

      ¿Y no te da un poco de tristeza en lo que ha devenido el Apra con García?

      Eso sí. Alan me juró acá en la bajada de los baños, cuando le pregunté “oye, ¿tú estás aliándote con Keiko?”, él me dijo: ¿yo? ¡Jamás! Hará dos años de eso. Y en París me contó la persecución que le habían hecho para matarlo y entonces yo decía: este individuo algo tendrá contra este maltrato. Y ahora veo a los apristas con el fujimorismo.

      ¿Hay una alianza apro fujimorista realmente?

      Claro, hay una alianza, pero se ve a la legua que es interesada, para protegerse. Es decir, el Congreso se ha convertido en una cueva donde se van a proteger de sus maldades.. Y, sobre todo, la mayoría fujimorista. Entonces, mi pregunta es: ¿hasta cuándo vamos a soportar esto? Esto del Lugar de la Memoria es como negar la guerra con Chile. Es un hecho histórico. No es una anécdota. Hay mucha gente que ha sufrido, ha habido desplazamiento, ha habido sangre, ha habido torturas, ha habido cosas infames...

      Pero este episodio del LUM es uno más de los sometimientos de gobierno de Kuczynski a la presión del fujimorismo. ¿Eso qué te dice?

      Que ya deberíamos de cambiar el guión y decir: ¡no más mal menor! Queremos un presidente de verdad, un líder que realmente concrete algo de aquí a cuatro años, que vaya asomando las narices y diga: yo puedo meterme en este asunto.

      ¿Cómo has hecho para mantener tu rebeldía hasta los noventa años?

      La creatividad. Yo no sé lo que es el arte, pero sí sé qué es la creatividad.

      Una de las cosas que llama la atención de tu trabajo es la constante exploración de técnicas, temas, materiales...

      ¿Qué cosa es lo que hace un niño? Jugar. Le das un juguete, lo desarma, lo vuelve a armar y está en esa curiosidad. Yo me siento un niño, porque tuve una infancia feliz. Hay muchos que cuando pierden se vuelven seguramente unos canallas, porque no tienen esa referencia de una infancia.

      ¿Cómo lograste pasar por la fama, los halagos? ¿Cómo lograste mantener a tu niño en todo ese tránsito?

      Los niños no se equivocan, tienen instinto. Una de las cosas de las que se encargan todas estas cosas negativas es de matarte el instinto, de someterlo. Partiendo del principio de que somos únicos e intransferibles e incopiables, ya nadie te puede dar órdenes, pues.

      Pero hay mucho artista que cae en el halago, la fama...

      Es que en realidad no buscan la creación, sino la fama. Y la fama puede llegar o no. Yo pensaba que a los cuarenta años iba a ser un artista pobrísimo, como lo fue mi padre. Pero de repente llega, sin que lo invites, como llega una mujer hermosa y se enamora de ti. Ese es el duende que tenemos, tal vez.

      ¿Qué ha cambiado del artista que tenía veinte años al artista que tiene noventa?

      He cambiado para bien, en este sentido y, si no, no tendría el privilegio de tener una conversación contigo. He cambiado, porque me di cuenta muy tarde que mi actividad de inmiscuirme en las cuestiones políticas de mi país era necesaria y si de algo me arrepiento es de no haberlo hecho antes.

      ¿Antes creías en este cliché del artista en su torre de marfil?

      No, en absoluto. Lo que pasa es que mis necesidades me hacían pensar más que en mí mismo y en mis hijos. Pero cuando me di cuenta que yo era parte de esa gente con todas las angustias de la desocupación... Yo no tengo títulos. Entonces, estaba condenado a ser obrero, como mi padre.

      Fuiste agricultor, ¿no?

      He sido agricultor, he sido obrero de construcción, mientras estudiaba. Por eso pude construir esto (su casa). Cuando fui agricultor aprendí a sembrar plantas, porque aquí no había nada... Todo es creación, todo es artesanía. No hay ninguna diferencia entre la artesanía y el arte.

      Hay artistas que dirían que decir eso es denigrar el arte...

      ¿Denigrar? Los únicos que están denigrados son los que dicen eso. Todo es una artesanía. Hasta la maternidad es una artesanía. Sin la artesanía no se sostiene nada. ¿Qué hace ese que ahora, no sé por qué, llaman artista plástico? Agarra la tela, le echa una capa de pintura. Pero ya entró el artesano anterior y le preparó el bastidor. Y otro le ha preparado el lienzo. Y de ahí viene el material que usar. Y luego hacer un boceto. Todo es un proceso artesanal. Ahora, si tienes talento, ya la cosa es grande. Pero lo que pasa es que la mayoría no tiene talento y copian e imitan. No se han dado cuenta que si hicieran un gran esfuerzo interior les saldría algo de adentro, porque no hay un alma vacía, todos tenemos algo que decir.

      Tú le escribiste una carta muy dura al presidente en relación al posible indulto a Fujimori. ¿Qué pasaría si finalmente saliera libre como pareciera que va a ocurrir?

      ¿Qué pasaría? Creo que simplemente habría que reconocer que somos muy débiles para ejercer eso que se llama justicia, que es una vergüenza que le vamos a dejar de herencia a nuestros hijos y nietos, y que, de repente, se va a repetir esta historia de siempre, de gente que hace crueldades y que tiempo después se apiadan de él o de alguna manera lo necesitan por estas faltas de ética que se han generalizado. Cuando Fujimori llegó al poder, ¿por qué corrompió tan fácilmente a los peruanos? ¿No hubo un capitán o un general que le dijera “señor presidente, usted no puede dar un golpe de estado”? No hubo. Toditos ya estaban corruptos.

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