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Borracho y loco

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Después de sufrir el maltrato de la gente, de tener que transpirar el doble, de llegar a dar vuelta el resultado y conseguir algo de esperanza, Gianetti tocó la pelota con la mano dentro del área y Argentina pasó de estar ilusionada a tener un paso afuera del Mundial de Turquía.

Ya desde el arranque, el equipo de Trobbiani se sumergió en ese mar de nervios. Bejarano sacó un zapatazo que dejó sin chances a Benítez y puso el 1-0. Así, la primera parte fue un calvario. La gente insultando y Romero mandándose un blooper en un mano a mano.

Melano puso el empate y las sombras comenzaron a desvanecerse. En ese segundo tiempo jugado con dientes apretados, el árbitro (que en el arranque le anuló un gol a Cavallaro) jugó un papel importante. Luego vino el bombazo de Vietto que derivó en el 2-1 a favor de la albiceleste.

Cuando las cosas parecían ser más positivas que negativas, Gianetti (ingresó por Lanzini), luego de que Vietto estrellara una pelota en el poste, metió el codo en un centro y el juez otorgó penal con el que Vargas puso el resultado definitivo (2-2). Argentina necesita un milagro.

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