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    Aquí vale todo

    El “Tigre” Gareca no quiere que la selección se mueva del Nacional por sus dimensiones, estadísticas y sobre todo por ¡cábala!

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    La proximidad del partido bisagra -entiéndase el juego de la vida o de la muerte- ante Bolivia por las Eliminatorias no solo forzó un encarnizado debate por develar al reemplazante de Paolo Guerrero sino también fue causal de marchas y contramarchas por conocer el escenario del choque del 31 de agosto.

    Más allá de abrirse el telón del Monumental como alternativa de último momento, de calificar el campo del Estadio Nacional como chacra huaralina y de querer mandar a Marc Anthony al Jirón de la Unión, Ricardo Gareca no pretende mover a la selección de su escenario de siempre, de su casa, de ese entorno que, según él, es el propicio -por sus dimensiones, estadísticas y cábalas- para saltar el obstáculo quizá más complicado de la curva final del proceso.

    El “Tigre” es conocido -desde su paso por Universitario como entrenador y a lo largo de su carrera como futbolista- por sus profusas cábalas, cuestiones de fe que atesora como sus largas mechas. No usa ternos, rechaza el color verde, lleva una botella con agua en su mano derecha pero sobre todo quiere que la selección juegue en el Nacional porque ahí se ganaron 11 puntos de 21 disputados. •

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