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Los sueños, tarde o temprano, se hacen realidad, obviamente, con una dosis de esfuerzo, de sacrificio, de valor, y ahí, en el campo de batalla, con inteligencia, paciencia y ¡goles! No hay fórmulas mágicas, no hay nada por inventar, ni siquiera hay espacio para el verbo, para el palabreo que acabe en una justificación. No. Es la hora de la verdad. Y no habrá más chance. Hoy es y punto.

Son 36 años de frustraciones, de lamentos, de mirar los mundiales por la tele, de envidiar a tantos... ¡Hoy debemos ganar! Sí, porque somo muy superiores a Nueva Zelanda, un grupo apiñado de “roperos” que corren y le pegan a la pelota en la segundo bote. Hay que creernos superiores y que ese factor sea el impulso hacia el éxito.

El éxito se construye, poco a poco, asegurando el fondo y dejando correr la creatividad en el mediocampo, ¡hay que tocar!, volverlos locos, forzar la falta, pasito a paso llegará el gol y solo así haremos que los “Kiwis” dejen su estrategia, que abran espacios, que se atrevan y ahí... ¡adiós!

Ricardo Gareca, reacio a los cambios, escuchó la voz de su conciencia. Y es que a veces se tiene que arriesgar para ganar. Y esta es la oportunidad. Advíncula y Ruidíaz saltan al campo del Nacional con el cuchillo entre los dientes. Velocidad, viveza, definición, esas serán sus armas. Hay que aprovecharlos. Con tal de ganar cualquier operación dará buenos resultados. ¡Vamos con todo! ¡La historia les pertenece! Esta noche escribirán el capítulo más feliz. ¡Hoy nos vamos al Mundial Rusia 2018!•