¡Llama deuna vez!

Salió del Jorge Chávez mirando de reojo por encima de sus gafas, jalando como niño rebasado por su conciencia su pequeña maleta, una sonrisa forzada por aquí, el pulgar arriba por allá y, de pronto, estalló: “¡Oye Cueva, te llama el ‘Cóndor’ Mendoza!”.

Los peruanos somos capos para transformar el drama en comicidad, claro, reír es el remedio que cura tanta decepción. “Aladino”, considerado como un bienaventurado en Sao Paulo, había tirado a los cielos el gol del triunfo ante Venezuela en el colofón del choque en Maturín. De Dios a villano al terminar el yankempó.

“En segundos debía tomar una decisión y eso hice, pero por desgracia no salió como quise. Quizá hubiésemos ganado. Me sentí muy mal, aunque la ilusión debe permanecer ahí, hasta el final de las Eliminatorias”.

El paso de los seleccionados fue tranquilo, con 300 personas agolpadas por el autógrafo o el senfie para el face. Paolo Guerrero también fue “vacilado” con una extranjera de líneas parecidas a la bella Alondra. Después, nada del otro mundo.

El plantel marchó a la Videna por el sagrado alimento y sobre las 4:00 p.m. entrenó a paso “easy” pensando en Luis Suárez y compañía. Ganar es la única posibilidad que las matemáticas acepta. El resto será mentira. •