¡QUÉ FURIA!

No les voy a mentir. Fui anoche al Ellis Park más como hincha que como periodista. Fui a disfrutar de esa España colmada de estrellas, campeona de Europa y candidata de todos a ganar la Copa del Mundo. Fui a gozar de ese juego que hasta antes de Sudáfrica 2010 maravilló a todos.

Fui a ver a Casillas, Puyol, Xavi, Fábregas, Villa, Torres y todos esos monstruos que muchos de nosotros damos vida en el PlayStation. Y como todo hincha tuve sensaciones extremas.

Disfruté al máximo de la muy buena exhibición goleadora de Villa –no te preocupes David, te perdono el penal fallado– y caí en estados de desesperación absoluta ante la nulidad del “Niño” Torres. Aplaudí el toque casi latino ordenado por Del Bosque cuando era necesario salir jugando, pero maldije el excesivo toquecito en el área hondureña.

Debí terminar feliz con ese 2-0. Debí saltar y tocar una vuvuzela como muchos de los 40 mil aficionados españoles. No lo hice. Y es que ese triunfo no me dio para tanto. Porque España quedó en deuda, pese al triunfo que lo mantiene vivo y lo motiva a ganarle a Chile este viernes en Pretoria.

Me dejó una sensación amarga, sí, pero he decidido darle una nueva oportunidad al “Niño” Torres y compañía. Estoy seguro que ante los mapochos veré a la verdadera Furia Española.