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Hábito de ganar

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Hay un inexplicable filamento de emoción que recorre lo más recóndito de cualquier devoto que goza de la dicha de llevar sobre sus hombros las rigurosas andas del Señor de los Milagros.

El martes por la noche, Gustavo Costas fue integrado a la cuadrilla 17 y ahí, entre un mar humano, tuvo el encuentro soñado con la fe, esa que le abrirá, según cree, las puertas de un título que propios y extraños ven como un imposible. “Las matemáticas dicen lo contrario”, dijo con olor a multitud.

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