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Camino al cielo

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Fue un equipo escondido con inteligencia. Extraviado en el trajín de la irreverencia. Que supo dosificar sus anhelos y prorratear sus ganas. Un rival que a los denominados “grandes” les juega igualito: de acciones disimuladas en el último cuarto de cancha, numeroso en el fondo y astuto para aprovecharse de los errores del rival.

Un equipo así le ganó a un candelejón Alianza Lima que revoloteó en la semana un tundete acojudado que imaginaba la derrota de Universidad San Martín.Pero la realidad es otra. De pronto el equipo de Gustavo Costas se come un 0-4 de carne y hueso.

Yo diría hasta merecido en todos los puntos cardinales de su desatención. Tuvo enfrente al líder del campeonato que cuando mueve la melena es una fiera que se devora todo cuando despierta. Que audazmente hizo creer que Alianza era el gran protagonista. Y después del señuelo mordido destapa errores y le saca provecho. Inteligente, ¿no?Hasta el segundo tercio del partido, el empate sin goles esbozaba un presunto aburrimiento. Los últimos treinta minutos del cotejo fueron estratégicamente proyectados para la victoria que tuvo el plus de la goleada. No es coincidencia que los pases-gol en todas la anotaciones fueron a espaldas de los zagueros blanquiazules.Con mínimo toque en su trayectoria al delantero que, en la mayoría de los goles, se dio el lujo de acomodar el balón con los pies y con la cabeza.Jugando así, Alianza Lima no tiene permiso para ganar. San Martín sacó patente de vencedor y que no vengan con ese trillado argumento que tiene la suerte del campeón. Pamplinas. A su estrategia le suma efectividad como producto de las indistintas alternativas que le regala su nómina.Y la personalidad del equipo viene de la mano de su técnico al que no le tiembla nada para ubicar uno a uno a los titulares. Y de esto sabe mucho Pedrito García. Cuatro a cero. Lo escribo en letras porque da vergüenza ponerlo en números.

Partido redondo para los santos que tuvo en Germán Alemanno a uno de sus gestores. Y en Hebert Arriola la brújula del oportunismo. San Martín fue un credo rezado cuatro veces en el Callao. 

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