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Gritos del silencio

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Se dio lo que no debió ocurrir: empatar. La victoria era imperiosa para cualquiera de los dos, pero al final, dentro del tiempo de compensación, sellaron tablas cremas y celestes para extraviar la Libertadores y ganar la Sudamericana, en el caso de la “U”. Del lobo un pelo. Universitario se acomoda apurado, contra su tradición, a jugar un torneo de segundo renglón.

Cuando la “U” deja a la brújula del talento la posibilidad de gol, siempre tarda en conseguirlo. Tenía abajo el marcador 0-1 y se le complicaba el partido. A los 93 pudo empatarlo. A punta de empeño.Con ese coraje que todavía destilan algunos de sus referentes. Carmona tuvo la visión ofensiva al poner un pase largo desde media cancha que lo pivotea Píriz, la mata de pecho Gigena en la raya del área, de espaldas al zaguero rival, y juega para Ruidíaz que empalma un derechazo soberbio de gol cuando el partido terminaba.  En medio de los arranques de Piero Alva. La fantasía de “Cachito” Ramírez. El desgaste de Toño Gonzales. La eficiencia de Galliquio. El soporte de Rainer. Y las subidas de Rabanal. Hubo un instante irrepetible.De un intrascendente saque de arco el “Negro” Galván recibe el esférico como si fuera la granada escogida para dinamitar su propia estatua. Y en su afán de hacer juego, entrega la pelota al rival. En un yerro de esos que se dan en los emblemáticos raras veces.En el día menos pensado. En la hora nona. Ante el rival menos indicado. Y, encima, ante el delantero antagonista más joven: Andy Pando, quien lo encara y lo engancha hacia adentro de forma letal y voraz, definiendo con zurda eficiente.Los chicos al poderHasta allí Sporting Cristal tuvo argumentos para llegar al gol. Con un buen rendimiento de Dany Sánchez. Con los desbordes de Advíncula por derecha. Y un grupo de jóvenes con precisión: Cáncar, Carranza y Yotún. Con dos centrales metidos en el objetivo, Bonilla y Flemita Pérez. Y Wenceslao Fernández que tácticamente siempre es aplicadito.Una sensación meridiana, que refresca concepciones casi reiterativas, dejó Sporting Cristal en este empate: la juventud de su plantel ofreció lo que no pudo la experiencia en 42 fechas del Descentralizado. Velocidad y vértigo. Juego vertical. Hambre de gloria.

En el atardecer del campeonato esa novata luminaria juvenil ofreció mucho. Algo parecido con lo que ocurre en Alianza Lima después de vender a sus efectivos delanteros. Sangre nueva y eterna que se derrama en el césped para el perdón de los pecados dirigenciales.El peso de la “U”, con Fano y los refuerzos que se anuncian (léase Chino Recoba), está listo para exhibirse en la Sudamericana del sorprendente Goiás que se fue a segunda división.

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