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Y eso que no vive en Pando

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Tuvo la serenidad y la capacidad de resolver el “regalo” de Carlos Galván, de ridiculizarlo con un amague y de despedir un latigazo que “Supermán” no pudo barajar. Andy Pando, sin tantos bombos ni platillos, demostró que se trata del refuerzo más eficaz que llegó a Cristal en una temporada para el olvido.

“Me quedó la sensación de haber podido anotar otro gol, pero bueno, jugábamos ante un adversario que no solo jugaba en su casa, sino que además tenía la necesidad de ganar como sea, pero se tocó con un Cristal herido en su amor propio”, dijo el delantero de 27 años de edad.

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