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¡Sí se pudo, ‘Papá’!

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De rodillas como Cristo, con la cola de caballo acondicionada por la tierra y con los ojos desorbitados por culpa de la bendita presión, el “Checho” Ibarra, como pocas veces, permitía que su corazón se desborde de revancha y de ajos y cebollas que ese Juvenal Silva ni se atreva a discutir.

Si Dios lloró, entonces el “Papá” de los chicos tenía libertad no solo de gritar como en el 2003, “¡sí se pudo!”, sino también saldar cuentas al menos zarandeando el dedo medio que el “Padre de la patria” debió sentir hasta el fondo de su alma.Cienciano ganó 2-1 y dolió como un parto, como una cesárea complicada que nosotros no entendemos, pero sí un equipo de hombres que ayer, y desde siempre, reivindicó con su fiereza a todo un pueblo que sabe de héroes y revanchas.Era un ola roja, cientos de chapocitos en las tribunas y hasta los turistas de tránsito a Machu Picchu pararon en el Garcilaso porque era un día de fiesta, un encuentro sublime con la historia. Ay, Cienciano, te quedaste. Dios salve a Alianza Atlético, el leal competidor.De goles y amoresTodavía recuerdo el aterrizaje forzoso de Juan Carlos Mariño, era su partido, ¡el partido!, y jugó con su contrato en la mano, con los bolsillos vacíos, pero con el corazón contento.A los 31’ del primer tiempo, tomó al ras un servicio cardiaco de Román Ojeda, con el overol de maestro consagrado, pero Juanca trastabilló, se caía de panza, pero logró puntear la pelota con destino al zapatazo de Renzo Reaños.Después, Alianza Atlético reaccionó con un gol de otro partido gracias a la brillante definición de Israel Kahn. Pero así sería mejor, pues. Cienciano debía celebrar como mandan su cánones, esos preceptos que lo hicieron grande, capaz de tumbarse como palitroques a River Plate y a Boca Juniors de un año a otro, esos tiempos de gloria que algunos innombrables trataron de arruinar con sus vejámenes, inconductas, arañando lo que no había.Los 11’ del segundo tiempo están inscritos en la historia de este épico club. Mariño se abrió paso, miró y despidió un latigazo que nos recordó al jugador que le hizo una “pinturita” a Uruguay en la Copa América de Venezuela 2007. El Garcilaso retumbó, el Cusco lloró.El “Checho” saltaba como un niño en Navidad. Claro, era su derecho después de tantas penurias, después de tantos golpes bajos, después de sentirse abandonado y salvado apenas porque ese es un hombre de palabra, no como otros que esconden hasta la billetera.El Cusco se hizo un puño apretado, salió en marcha por el equipo, por esos guerreros que ayer demostraron que en esta vida no hay imposibles, que se sufre, pero se goza. Cienciano es de primera y sus hombres también.Quizá muchos no continúen el próximo año, quizás el “Checho” no esté más al frente del grupo, bueno, ya dijo que quiere jugar el 2011 y luego prepararse para ganarle a los más pintados, pero gracias por este momento, gracias por ser tú, gracias por darle a Cienciano el honor que otros rifaron, gracias por el pueblo, por tu pueblo, gracias, simplemente gracias.

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