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Un regalito pa’ Alianza

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Cuando era un inocente niño y peloteaba hasta el anochecer en las calles del barrio chalaco de Chacarita, Giancarlo Carmona jamás imaginó jugar por Universitario y, mucho menos, estar a sola firma de ser jugador de Alianza Lima, el clásico rival.

Pero la vida le deparó esta alegría gracias a su esfuerzo, y a lo comprensivo que fue cuando sus padres, con lo poco que tenían, lo mandaban a los entrenamientos.

“Fueron momentos muy duros, tuve dificultades como casi todos los futbolistas, pero no me dejé vencer. Trabajé descargando camiones o limpiando en las grandes fábricas de la zona. Había que llevar algo a la mesa, apoyar a mis padres, porque gracias a sus enseñanzas nunca me desvié por los malos caminos”, confió a Líbero.Instalado hace doce años en el barrio de “Villa Señor de los Milagros”, en Carmen de La Legua, Giancarlo confiesa que tuvo como ídolos al “Puma” Carranza por su temperamento y a Waldir Sáenz por su olfato goleador.Hoy con 25 años a cuestas, el destino lo llevará a Matute, aunque es inteligente y todavía prefiere no soltar prenda. “Villamarín (Edgar) puede ser mi compañero en Alianza. El me dijo que allá pagan puntual, como queriéndome convencer, así que vamos a ver, ja, ja, ja”, concluyó. 

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