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Doce minutos de tiempo adicionado más un penal inexistente sobre el final más extraños movimientos en el sistema de apuestas Argentina a la final (y luego campeón). Esa parece ser la ecuación que causó indignación en el mundo del fútbol en general y en Bolivia, el damnificado, en particular.

“Lo hice porque era mi trabajo. Consideré que hubo jugadas que me obligaron a hacerlo”, se justificó el árbitro húngaro Lengyel Kolos, quien llevó las riendas del encuentro que ganó el combinado de Walter Perazzo por 1-0.

El día del controvertido partido “explotaron” las cuotas de apuestas en las casas de Internet. La mencionada publicación asegura que una fuente identificada como “gambler (apostador) profesional” se comunicó para señalar que ese partido había estado “claramente amañado” y que “el árbitro no hizo más que esperar el gol”.

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