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La vida es un carnaval

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El último día de Alianza Lima, en Sierra de la Ventana, será muy recordado por la explosión de emociones que se desató tras el final de los entrenamientos en el estadio del club Unión de Tornquist.

Las tardes de fútbol en esta localidad se volvieron en su última sesión, una “joda” total que fue graficada por el lente de LÍBERO como para que no queden dudas de lo fuerte y unido que está el grupo.

Pitazo final, acabó el entrenamiento y los muchachitos de uniformes coloridos y de corazones blanquiazules miraron al cielo como gritando silenciosamente un “por fin”.

Pero a pesar del cansancio, las botellas comenzaron a volar de un lado a otro, mientras que todo el grupo posaba para la foto del recuerdo en Tornquist.

La “chacota” se inició y no había personaje alguno que no participe de tal unión, de tal reflejo de familia. Porque después de tantas embestidas el grupo no se desmoronó; por el contrario, como fieles peones aguantaron bajo la lluvia y el sacrificio algunas disconformidades.

“Esto es Alianza, todo esto es el reflejo de lo que somos. Ustedes (periodistas) lo vieron. A pesar de muchos ataques siempre estuvimos trabajando y los muchachos nunca perdieron la calma”, afirmó, un emocionado, Gustavo Costas.

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