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Vendaval loretano

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Apelaron a la herejía más radical para aniquilar en tres estocadas a un santo, que pensó en todo momento que la resurrección después de la última goleada en la Libertadores se iba a dar en Iquitos.

Sin embargo, los albos saltaron al terreno de juego con algunos golpecitos en el pecho, con ciertas oraciones de por medio y con el amparo de jugar sin restricciones.Tal es así que al minuto de que se iniciara las acciones, un tiro de esquina sería aprovechado por José Zamora, quien de un terrible cabezazo habría el marcador.Ante ello, los de Santa Anita se fueron con todo al ataque, sobre todo apoyándose en la habilidad de Cuevita, quien a los 23’ genera una falta en el área de los del oriente, penal para la visita. El paraguayo Walter Fretes decretaría el empate momentáneo a los 24’.Ya en la etapa complementaria los dirigidos por Marcial Salazar aprovecharon el desgaste lógico –constantes partidos en el torneo local y la Copa Libertadores– de los universitarios y los locales  apretaron el cuchillo en el cuello al campeón peruano.Por ello, a los 3’ del segundo tiempo, el argentino Juan Muriel de un soberbio derechazo marcaría el 2 a 1. Posteriormente, llegaron los tacos, las paredes, los festejos y la cereza en la torta. A los 22’, el soldado Ryan Salazar se olvidaría de su pasado en la San Martín y de un potente remate descolocaría al guardameta Ricardo Farro. Con ello se selló un 3 a 1 final que hasta ahora los fieles lloran.

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