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LA REALIDAD DE MANCO

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 LA REALIDAD DE MANCO

Reimond Manco nació con un talento especial para jugar al fútbol, pero la fama de galán de anfi­trionas B le jugó el peor partido de su vida. Man­co tiene pasta de “crack” diferente, pero menta­lidad de reggaetonero, hasta se viste, habla y actúa como tal.

Lo que le ocurrió en México, el su­puesto secuestro al paso y la golpiza a su primo y él tiene olor a pesca­do, pero también resulta apresurado prejuzgarlo por un pasado que lasti­mosamente ha abarcado más titulares en las pági­nas de espectáculos que en las deportivas.

Lo correcto es dejar que las investigaciones policiales sean las que determinen la verdad en un caso que afecta el futuro deportivo del ju­gador, pero que además habla mal de la discipli­na del jugador peruano en el exterior. Un pres­tigio que Juan Reynoso dejó muy en alto durante una estancia prolongada en el competitivo fútbol mexicano.

Él afirma que lo se­cuestraron y amena­zaron de muerte en el paraíso de la juerga, lla­mado Cancún. Las ver­siones desde México indican que se metió en un lío de faldas y no en­contró mejor excusa que el supuesto “secuestro al paso” para tapar este problema y que además llegó con signos de ha­ber bebido alcohol a las prácticas.Luego ha re­conocido que tomó en la cena un par de cervezas y dos copas de vino.

Que le deben una quincena y que no se siente seguro en México. Me gustaría creerle, pero lo que ha hecho quizá le pase una factura más grande de la que piensa. Lo que Reimond Man­co quizás no se ha pues­to a analizar es que en el fútbol las oportunidades de jugar en el exterior no se dan así de fácil.

Que ha dejado de ganar mi­llones por sus malas no­ches. Que no aprovechó su estancia en el PSV y en el Willem II de Holan­da y ahora debe rescindir contrato con el Atlante por su falta de disciplina.

J.J. Oré, el técnico que lo dirigió en aquel recor­dado equipo de los “Joti­tas”, dice que las amista­des juegan en su contra. Lo que Manco tiene que entender es que esta mala jugada le puede cerrar las puertas por largo tiempo en el extranjero y si a eso se suma que está fuera de la selección también por indisciplina, el futuro no se pinta nada fácil.

La pelota pudo ser la solución de varias de sus generaciones y el día de hoy, el mismo no sabe en el problema que se ha metido tras enfren­tarse en versiones poco creíbles con el técnico Miguel Herrera y los di­rectivos del Atlante, que confiaron en su capaci­dad futbolística, pero no en su capacidad para es­tropear sus sueños. 

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