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Cuando pienses en volver

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Quizá tuvo que llevarlo de una oreja, pero Raúl Gonzales, señalado como un voraz mercenario de currículum empresarial, había cumplido con encauzar al rebelde Jefferson Farfán hacia el perdón del “Mago” con el único propósito de acicalar su reputación.

Ambos personajes, con rostros arrepentidos y sonrisas forzadas, irrumpieron en la tribuna preferencial del Den Haag Estadio para “respaldar” a la selección y de paso con el objetivo de resaltar la verdadera intención de la popular “Foquita”: volver... porque volver no cuesta nada.

Claro, después del partido entre Chile y Colombia, el corolario de la jornada, Farfán debió reunirse por espacio de quince minutos, digamos que en un confesionario, con Sergio Markarián, que, obviamente, no solo le habría recomendado golpearse el pecho y pedir perdón, sino también salvar su vida privada con acciones propias de un cerebro normal.

La estrella del Schalke 04 cenó con el grupo en el Bildelberg Europa Hotel gracias a una rápida gestión de Paolo Guerrero, su fiel amigo. Hubo risas, palabras de feo, jodas porque dicen que Jefferson debió cantar el Himno Nacional en lugar de quedarse sentado mantándose de la risa, en fin, detalles propios de alguien que podrá cometer errores, pero que para algunos hace falta.

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