Luis Carrillo Pinto: Doping y castigo

Después de que Gary Correa, jugador de Melgar, dio positivo en un control antidopaje, surge una serie de vacíos alrededor de este espinoso tema. Para empezar, se ve al jugador de fútbol como una manzana podrida que debemos eliminar y no a un deportista que debemos apoyar en un momento difícil de su carrera.

No se explora en las causas del porqué se ha presentado el consumo de una sustancia prohibida si no que se ataca el síntoma directamente, pero no la enfermedad. No solo eso, en muchos casos se deja al jugador sin la ayuda psiquiátrica requerida, y con la única esperanza de una contraprueba negativa que le salve la carrera. El futbolista queda solo y una vez que cumple con el tiempo de sanción, difícilmente vuelve a jugar profesionalmente.

De acuerdo al Comité Olímpico Internacional (COI), “doping es la administración o uso por parte de un atleta de cualquier sustancia ajena al organismo o cualquier sustancia fisiológica tomada en cantidad anormal o por una vía anormal con la sola intención de aumentar en un modo artificial y deshonesto su performance en la competición”. ¿Pero si este no fue el caso? ¿Debe castigarse siempre con la misma rigurosidad?

El problema del doping en el fútbol viene de mucho tiempo atrás y difícilmente dejarán de salir casos a la luz. Lo usual es ver este problema con una visión orientada al castigo y ahí donde radica el principal problema. En el castigo el futbolista deja de pertenecer automáticamente a una institución y generalmente no recibe un tratamiento destinado a la adicción como una enfermedad. El modelo tradicional plantea que el doping es un hecho negativo y repudiable, por lo que el deportista no debe practicar la actividad profesional bajo ninguna circunstancia. Se concibe al jugador como un mal ejemplo para los jóvenes por lo cual debe recibir un castigo.

La sustancia a la que ha dado positivo inicialmente el jugador Gary Correa, se ha mantenido en absoluta reserva. El zurdo asegura que es inocente y solo el resultado de la contraprueba que se realizará en un laboratorio chileno, nos podría señalar una mejor plataforma de análisis de un nuevo caso que debe ser tomado con pinzas y no con exageración y dramatización por parte de la prensa.

En juego está la carrera profesional de una persona, no simplemente una noticia para la portada. No orientemos el doping hacia el castigo, indaguemos las razones por las cuáles se generó y busquemos la solución, no nos centremos solo en el problema.