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¡Te fregaste, “Cuto”!

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En más de dos años, Leandro Fleitas se ha ganado el cariño del hincha a punta de entrega. Casi siempre levanta la voz y no le gusta perder así juegue una pichanga, un “picadito”. En reiteradas ocasiones, traicionado por su vehemencia, fue a parar a las duchas, siendo prueba fehaciente el cabezazo que le propinó a Luis Guadalupe el domingo en Chiclayo.

“Cuto”, una suerte de guardián del infierno de casi dos metros de altura con chasis a prueba de impacto, no atemorizó a la “Máquina”, que más bien tuvo la osadía de retarlo a los golpes, pasado de revoluciones porque el zambo de Corongo le faltó el respeto a Gustavo Costas.

Al final, ambos paladines nunca se fueron a los puños, sabia decisión porque de pronto y volvían a suspenderlo tres meses, tal como ocurrió a mediados de 2009, cuando Fleitas pechó al juez Roberto Mauro.

La lesión al cráneo que lo puso al filo de la muerte en 2009, lejos de apaciguarlo, lo volvió más aguerrido. En lo que va del presente año, Fleitas ya fue expulsado dos veces (seis en total). La dirigencia está muy mortificada porque entiende que en el norte, con el equipo completo, hubiese peleado un empate con el “Ciclón”.  En estos días la dirigencia se reunirá con su representante argentino Polo Quintero para negociar la renovación del contrato. Lo quieren dos años más en Matute, pero en la negociación saldrá a relucir esta seguidilla de suspensiones que perjudicaron al equipo.

El apoderado del argentino pretende que el club adquiera un porcentaje del pase, situación harto complicada dado que no se tiene antecedentes de comprar pase de algún jugador.

Hasta fines de junio hay “Máquina” fija rodando a su estilo guerrero en Matute.

“Cuto”, escóndete

Volviendo a la pelea pendiente con “Cuto”, un amigo de Leandro Fleitas le contó anoche a LÍBERO detalles ocultos del buen zaguero: “La ‘Máquina’ es de un barrio picante de Buenos Aires, parecido al Fuerte Apache, así que Guadalupe ni piense que logró escapar de sus puños. Lo va a buscar y le va a pegar”. ¿Será posible? El futuro lo dirá todo.

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