Parece un chibolo

Jugó con la sabiduría propia de su recorrido, de esa experiencia que lo mantiene vigente a pesar de sus 38 años, con la fineza y la exactitud de sus tiempos mozos, y aunque le faltó un golcito para su coronación, Roberto Palacios reinó en el campo del San Martín.

Se hartó de lanzar milimétricos centros, jugó en corto, en pared, peleó como reservista, empujó e, incluso, hizo que la retaguardia crema retroceda con sus sablazos. También se ganó algunos puntapiés. Y es el precio que se paga por trascender.Su rostro decía que Cristal mereció algo más, no el sombrío empate a cero. Masticó su enojo, su bronca, había jugado a gran altura, pero faltó un esfuerzo más. Reynoso lo sacó y se acabó el espectáculo.