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¿Es por amor a la camiseta?

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Ni bien sonó el silbatazo final  de Ryuji Sato, su  gigantesca figura  fue robándose la  atención de los miles y millones  de  aficionados  que, desde  el  Alwin  Stadium y el mundo, contemplaban inmovilizados  cuán noble puede ser un gladiador de 1.96 metros.

Petr Cech   se  sacó el casco de rugby, símbolo de su triunfo ante la muerte hace cuatro años, y  saludó a los jugadores peruanos, aunque, valgan verdades, fue en búsqueda de dos en especial: Jefferson  Farfán  y  Raúl Fernández.  Y es que el arquero del Chelsea no  encontró  mejor forma de felicitarlos por sus grandes actuaciones.

A la “Foquita” le susurró algo  al oído que por el trámite del partido, no debe haber  sido otra cosa que un pícaro “estuviste cerca” por el cabezazo al palo del atacante del Schalke 04.Pero la “Muralla”, como lo llaman algunos, no se detuvo y cruzó todo el campo para estrecharle la mano a a “Superman” Fernández y -oh, sorpresa- pedirle su camiseta.Como  si  de un sueño se tratara, el “1” del Niza francés se la sacó de inmediato y selló el acto  con un apretón de manos. Ya con la anécdota para sus nietos, Fernández declaró con la sonrisa congelada.“Hay países que juegan mundiales y nos hemos dado cuenta que no estamos tan lejos. Espero jugar la Copa América, la decisión no es mía, pero estoy tranquilo. Todos venimos a luchar el titularato”. 

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