CLAUDIO PIZARRO Y LOS PRINCIPIOS DE AUTORIDAD

El 1 de julio la selección estará en Mendoza y esperemos con alguna idea más clara lo que se quiere. Estamos muy lejos del fútbol que practica Uruguay, México o el mismo Chile, pues en realidad todavía esta selección no ha dejado en la gente, y estoy seguro que en el mismo técnico, la certeza que se va a desarrollar una gran campaña.

Todo lo bueno o malo que se diga no pasará de las especulaciones. Pero decir lo que suponemos nos parece lógico. La ausencia de Juan Vargas, quien tapa cualquier duda o cuestionamiento con un chiste que algunos le celebran casi de manera exagerada, no es para dejar pasar por alto.

Su ausencia, si esta se concreta, le cambia todo lo planificado al entrenador. Si había algún jugador dentro del plantel que no admitía dudas ese era el jugador del Fiorentina. En el dibujo táctico del entrenador, Vargas era importante en todos los aspectos. Para defender. Para atacar. Para contagiar temperamento.

Ahora quedan pocos que puedan conseguir lo que Vargas puede transmitir. Tenemos un capitán con casi nula disposición para levantar el espíritu de algún compañero.

Claudio Pizarro, a quien la capitanía es un regalo que no merece si recordamos que abandonó a la selección en Chile a medio camino por un capricho que le costó una suspensión, no tiene ni quiere esta responsabilidad.

Una muestra es su nula capacidad para hacerse respetar por sus propios compañeros como en la eliminatoria pasada, en la que demostró no conocer ni de cerca los principios de autoridad al dejar que algunos compañeros se “diviertan” en plena concentración, sin decir ni hacer nada.

A ello se suma la ausencia de liderazgo, que será de mucha utilidad en este grupo, sobre todo si no está el que puede empujar hacia adelante con balón y sin él. Markarián, sin Juan Vargas, pierde un jugador que suma.

Ahora le recaerá la responsabilidad a uno que de capitán tiene el brazalete, pero ha dejado siempre la impresión que nunca tendrá el temperamento que se necesita. Porque la capitanía es algo más que llevar una cinta en el brazo.