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El tener el apellido en la palestra del fútbol mundial, de cargar con orgullo el escudo patrio a la altura del pecho y el sostener en sus botines la esperanza de todo un país, no hace a una persona diferente de la otra, aunque para el ciudadano de a pie siempre mirará algo distinto o algo de héroes en ellos.

LÍBERO pudo detectar que ayer Paolo Guerrero habría sido presa como cualquier mortal que lucha día a día con nuestro terrible tránsito de un retraso en la hora de entrada de los entrenamientos.

Situación por la cual el técnico Sergio Markarián se habría mostrado al principio enérgico en que ello no debe volver a repetirse, como mensaje no solo a él sino a todo el grupo que integra esta selección.

Todo terminó con un apretón de manos entre el “Mago” y el “Depredador”. Después lo que hizo Guerrero en la práctica fue para resaltar. No paró de romper las redes y dejar la piel de luchador hasta el minuto final de los trabajos.

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