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Resulta imposible no comparar. Después del bochornoso cierre en el estadio Pacaembú por la Libertadores, entre Santos y Peñarol, encontramos muchas respuestas cuando nos preguntamos dónde está la diferencia entre los europeos y su forma de trabajar comparado con los sudamericanos.

Porque en esta parte del planeta a pesar de que seguimos dando gran cantidad de futbolistas al Viejo Continente, seguimos siendo los subdesarrollados. Los de segundo nivel.

Y esta observación nace con solo observar treinta minutos de la finalísima más importante de Sudamérica a nivel de clubes. Basta con mirar la reacción de los jugadores de Peñarol terminado el partido. El querer corregir con golpes lo que no pudieron con talento y fútbol, nunca será el camino para provocar admiración.

O para recibir trofeos. Aunque en esa impropia actitud debemos agregar otro detalle que nos hace inferiores a los europeos: la organización. Lo que sucedió con un grupo de hinchas que ingresó al campo a agredir a los jugadores mirasoles es increíble. ¡Cómo pueden ser tan limitados en seguridad!

Además, será imborrable la imagen de lo tedioso y desorganizado que fue el cierre con la entrega de la Copa. Lo que pudo ser minutos de expectativa para el televidente, se convirtió en tedioso y aburrido. ¡Entreguen la Copa de una vez! Provocó decir frente a la TV, mientras Pelé vestido con un rojo chillón saltaba alrededor del campo. Nunca entendí por qué tanta gente estaba autorizada para ingresar a la cancha.

Incluso los periodistas argentinos de Fox Sports que tanto criticaban el desorden eran también protagonistas corriendo y complicando el festejo al interrumpir la celebración de los ganadores y por otro lado, no respetando el dolor de los perdedores.

Y este subdesarrollo no solo se ha visto en la finalísima copera. También lo hemos palpitado con la Promoción del fútbol argentino donde los hinchas de River ingresaron violentamente agarrando a empujones a sus jugadores interrumpiendo un partido que era de importancia. Lo que más debe preocupar es que quienes se equivocan son organizadores de países como Brasil o Argentina que en el mundo del fútbol ocupan un lugar.

Nos queda la pregunta de cómo dos países acostumbrados a los grandes eventos, logros, pero también a la excesiva violencia, no son capaces de mostrar una actitud preventiva.

Probablemente Sudamérica siempre tendrá los mejores futbolistas, pero a comparación de los europeos, nunca tendrá el mismo nivel de organización. Sería bueno mirar solo de reojo la Champions League y probablemente en esta parte del mundo algunos temas organizativos serían distintas y mejores. De eso no tenemos dudas.

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