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¡“U” eres mi alegría!

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Los penales también liberan la pasión. Allí están esos jóvenes, anónimos, todos, hasta en su propia institución. Celebrando irrefrenablemente. Dándose a conocer ante este mundillo eufórico que recobra la memoria del júbilo. Haciendo de esta circunstancia la más especial. Escribiendo una línea de victoria en toda la historia crema.

Esta sí es la “U”. La irrenunciable. Que tiene altos y bajos, claro. Que tiene hambre de éxito, obvio. Pero por sobre todo, es una de las más sonoras alertas para prestarle atención al recambio generacional que siempre debe tener prioridad. Esto no es producto de la causalidad.

Es la furtiva y grata revelación del silencio que invade a toda la división menor de nuestro balompié. Donde nunca llega la prensa ni tampoco la expectativa del hincha ni la del dirigente, sino hasta cuando se da este gran día de revelaciones y grandeza.Es de ellos. Solo para ellos. Que nadie se suba al carro de Javier Chirinos. Que no intente ningún otro transitar las cornisas por donde caminó este equipo de overol, reservado para las grandes justas y causas. Déjenlos en su anonimato donde conviven con honestidad.Donde todos son un solo puño y una familia. Que va a la usanza de una patrulla donde todos se ayudan y todos se rescatan en esta dura guerra del último renglón en las políticas institucionales.

Que celebren. Que no pare el llanto. Que la euforia rastrillada dispare este irrepetible momento de los Sub 20 que han llegado a la gloria de menos a más. Dejando atrás a un equipazo como el de Boca Juniors que jamás perdió un partido en los noventa minutos de esta Copa Libertadores.Que esa mentalidad fuerte con la que ganaron dos definiciones por penales se extienda para ejemplificarla sobre sus mayores. Porque no solo con individualidad, talento, disciplina táctica y suerte se gana lo que hay que ganar. También con la mente imperturbable de toda la plantilla Sub 20 de la “U”.Por siempre “U”Pellízquense. Es real. No hay ficción. Un equipo peruano otra vez es campeón. Rompiendo decibeles que los peruanos no ecualizamos hace tanto. Se ha ganado en medio de todo este torrente de fracasos que esta gesta parece un hipo.

Que no quede en eso. Que de una vez por todas se entienda que las divisiones menores merecen similar importancia que el primer equipo en todo nuestro sistema futbolístico.

El trámite del partido queda en la historia. Es día de festejos. Es hora de bailar ante el pedestal de la gran estatua del legendario “Lolo”. Sí, porque los penales han abierto las rejas de la pasión cremita... ¡Felicitaciones, campeón!

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