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¡Aquí estoy, Uruguay!

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Aparecieron como actores de una profecía que busca instalarse en la memoria del “Chinito”, del “Negrito”, del “Blanco”, del “Cholito” y de todo un Perú que ayer en Argentina se mezcló como si estuviera en suelo patrio e hizo sentir a la delegación bicolor más local que nunca.

(2:50 p.m. - hora peruana).Llegó Perú a suelo albiceleste. La locura se desató, el hincha corría con los papelitos rojos y blancos tirándolos por todo el cielo argentino, la prensa en lo suyo, buscando robar algunas palabras de aliento de cada protagonista que ayer se presentó con la elegancia del caso.Hasta chilenos, mexicanos y uno que otro uruguayo intentaron entrar a la fiesta. Sin embargo, el escudo era uno solo, las diversas banderas a dos colores, las caras de Vargas, Guerrero y compañía elevadas como la espuma en cada póster y el camino recorrido por los integrantes del equipo peruano -desde el bus hasta la puerta del hotel- se convertía en el éxtasis de la tarde en Mendoza.

Perú llegó a lo grande, con los pergaminos logrados con el sudor de los nuestros, con la sorpresa instalada en los rivales por tanto júbilo y con la confianza de tener en sus pies la felicidad de todo un pueblo que soñó con este momento, con ustedes muchachos, con esta Copa América. ●

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