¡Y Contigo Perú!

Cargan en sus gastados botines el peso de una historia que, aunque adversa y sangrienta, nos enseñó muchísimos años después que la unión no solo es  el coro que entona, desde  el cielo el “Zambo” Cavero. Unión fue  lo que  les faltó a los Piérola, Iglesias, y García Calderón para defender a una patria que transitó por décadas con el yugo de la desgracia, pero que hoy curada de sus temores, y sobre todo, de sus resentimientos, alza la mirada y cierra el puño en señal de dignidad, mas no de revancha.

Y para hacerlo hay que ser solidarios, todavía más en la aparente desventaja. De fútbol, claro; de corazón ahora  nos basta y sobra.

Porque este mismo “Mago” que eliminó los celos y recelos hoy conducirá un Huáscar, diezmado sobre el papel, pero dispuesto a hacer añicos la tan mentada adversidad.  

¿Por qué lo hace? Más allá de su olfato estratégico, quiere saber de qué estamos hechos.

Solo en un duelo como este, ante Chile, el rival de siempre, es que podrá saber a ciencia cierta, si los Ruidíaz, Corzos, Ramos -continúa la lista-  tienen la fibra suficiente para una Eliminatoria.

¿Cómo hacerle frente, entonces a este ‘cuco del continente’? No hay que decirlo ya, basta con mirarlo en los ojos de estos hinchas que, olvidando sus estúpidas rencillas, se despojaron de sus colores para ser un solo Perú.