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Medalla de honor

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Hace un año exactamente la odisea caminaba por el purgatorio, por la mente quisquillosa del ateo y por el instinto de aquel incrédulo que hoy paga con sus lágrimas de emoción tal desfachatez.

Y es que los tiempos han cambiado, las historias dejaron de escribirse con la guillotina del pasado, porque hoy, a pesar de no luchar la final, estamos peleando por una medalla.Hace cuánto que no soñábamos con algo tangible, hace cuánto los ya enterrados nos miraban con pena y hace cuánto no se colgaban con tanto amor las banderas en los techos de cemento, calamina y paja por nuestras coloridas calles.Por ello, hoy Perú (2:00 p.m.) tiene en sus pies la gran misión de escribirle la mejor telenovela a los venezolanos en el estadio Ciudad de La Plata en Argentina. Un partido que medirá quién es el mejor tercero y quién ha dado un pasito más en su proceso de reivindicación con su orgullo y con su cronología. Aunque en lo último, nosotros tenemos más de ello que los “vinotintos”.

Pero a pesar de esas inminentes emociones, habría que analizar los retos. Y eso los hemos cumplido. Consolidamos a fichas inexistentes, recuperamos el honor de la patria proclamamos y ejecutamos la palabra armonía en un grupo que para muchos tenía de perro y gato. Tres factores como que para Sergio Markarián tienen tanto valor como la señal de la cruz.

Hemos llegado al final del camino, con 90 minutos que faltan como recorrido, y con el firme convencimiento de que todo esto fue real. 

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