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Estaban calientes, superando incluso los 32 grados de calor que soportó la ciudad de Moyobamba, el rostro de los jugadores de Alianza Lima denotaba frustración, y camino a vestuarios así lo confirmaban, despotricando la mala fortuna de cara al gol, aquel viejo demonio que vuelve a generar zozobra, cuestionamientos y decisiones que pueden causar la mala cara a más de uno.

Y es que Alianza en su reencuentro con el torneo, dejó la sensación de que tiene con qué mejorar su rodaje futbolístico, es poseedor de un equipo plagado de talentos, con capacidad de sortear cuadros complejos con orden y buen despliegue táctico como lo visto por Unión Comercio; sin embargo, pareciera que el chileno Miguel Ángel Arrué, su nuevo técnico, no lo ve o no lo desea ver.En 45 minutos, Alianza parecía jugar en cámara lenta, situación que obligó a que las individualidades sobresalieran. “Wally” Sánchez “revivió” con Arrué, pero jugó hasta que le duró la gasolina, Viza sigue errando ocasiones y Trujillo se proyectó y en una le salió un centro perfecto que el “Látigo” Peirone desperdició. Se apeló también a la pelota quieta para inquietar al rival, pero nunca se atinó.

El chileno después de un tiempo se dio cuenta que era oportuno el ingreso de los “potrillos” Jorge Bazán y Paolo Hurtado, pero la profundidad la dio el primero, que acompañó perfecto al “Búfalo” Ovelar, el mejor jugador de los íntimos, porque solo como un gladiador estuvo a poco de forjar un golazo de antología, pero su disparo besó el parante luego de superar hasta a cuatro rivales en base a pura potencia.

El juego aéreo de Fleitas no estuvo fino, menos el de Solís, para Arrué el seleccionado Ramos no debe ser titular y ni qué decir de Salomón Libman, quien también volvió con aires de gloria de la selección.

Son las decisiones de Arrué, que para Julio César Uribe, su antagonista de ayer, le sirvieron para realizar un mejor planteamiento táctico que fue bien puesto en escena por cada uno de sus soldados. Aplausos para Calcaterra y Olcese porque se pusieron encima al equipo para darle un dolor fuerte de cabeza a los grones, que marcharon entre dudas.

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