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¡Paren de sufrir!

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Cuando Piero Alva, un muñequito porfiado perdido en el frondoso campo del San Martín, peleaba con sus imaginarios fantasmas y resistía con un plus de estoicidad las rechiflas de sus contras, Carlos Lobatón, el mismo del misil a Colombia en la Copa América, hizo un ovillo con las filudas piernas de Paulo Albarracín y de Antonio Lizarbe antes de ridiculizar a ritmo de landó al “pegalotodo” de Fernando Allocco.

Ese ruborizado triunvirato pasó a la velocidad de una combi asesina, llevándose semáforos y todo, mientras el “Loba” despedía con la derecha una loa al gol que premiaba el ímpetu que Sporting Cristal había mostrado en 62 minutos de travesaños (el de Fito Espinoza, el de Alva tras un regateo maradoniano de Yotún), pataditas de bebé (una de Lobatón por el centro, otra de Yotún de media distancia) y las cantinfladas del “Zorro” que nadie quiere recordar, ajá, por cólera.

Empero, Cristal tiene menos suerte que Di Caprio en el Titanic porque “fuerza” sus errores, porque naufraga en sus miedos, quizás escénicos, claro, no sabe ganar, pierde de vista a la tortuga y eso es fatal para quien no gana ni en el yakempó desde hace nueve partidos, o sea, desde que Juan Reynoso tomó el control del equipo. A los 65’, un taco de Albarracín dejó en posición central a Leandro Franco que ni corto ni perezoso fusiló a Manuel Heredia, por cierto, unos pasos adelantado.Dicen que cuando Reynoso sueña, cambia hasta de calcetines. Entonces, algo pasó en sus horas de sueño porque decidió realizar a poco del compromiso unos movimientos de fichas, ¡siete!, que más allá de reforzar las ideas grupales, terminaron por desorientar a los protagonistas de un partido con ribetes de ganable.

Porque Sport Boys asomaba con serios problemas internos, con dimes y diretes, con Marko Ciurlizza lejos de la verdad, con “Machito” y sus dos cuerpos, con “Solanito” Guevara y sus horas de entrenamientos, con un “Chochera” sin amigos, pero como esto es fútbol, ¿así se dice, verdad?, la historia dirá que a los rosados les faltó el segundo aire para tumbarse al casero. 

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