Y aunque mal paguen

El tropiezo estaba encarnado en un alma maldita, esa que deambulaba descuartizada (le quitaron a Revoredo en la semana), con el rostro del olvido y con la lonchera de las migajas en los bolsillos, mientras que los santos se asomaban tímidamente con el rosario en mano, evitando contagiarse por esa suerte que parece estar condenada al repudio.

Y eso fue lo que nos ofrecieron. Chispazos de casi y fricciones por montón. La “U” del hincha, y solamente de ellos, igualó ayer a cero ante la Universidad San Martín en el estadio Miguel Grau del Callao. Un empate para tomarlo con pinzas y no ensuciarse las manos. “La maldición de los ceros... no puede ser”, decían algunos en una fecha que entusiasmaba para mucho, pero que en realidad tenía para poco.En el primer tiempo se repartieron los ataques. Polo inquieto y atrevido, dejaba sin aire al impetuoso Corzo por esa estrecha franja. Vitti y Morel buscaban generar, pero hasta ahí nomás llegaban las ideas.Además, apareció la figura de un gigante Leao Butrón que ayer parecía la hepatitis de la crema con ese traje amarillo. Por el lado de los de Santa Anita, Cueva se perdería la más clara del cotejo ante un gran desborde de Alemanno. La mandó al cielo (quería jugar con San Pedro) y Llontop se secaba el sudor con sus aceitosos guantes. “Superboy” está algo nervioso y eso que el fantasma del otro superhéroe ya cambió de cómic.

Ya en la etapa complementaria el técnico Aníbal Ruiz movería sus fichas para intentar exorcizar al conjunto estudiantil. Tampoco. Todo esfuerzo fue en vano. Los de Ate cayeron en las imperfecciones. Fano luchaba como un condenado, Ruidíaz evitaba el matamoscas de Moreyra y Vitti se mostraba cansado, aunque vale decir, solo por el mediático “Shaw”, no sean mal pensados, ja.

Todo se caía como un castillo de naipes y el fanático renegaba por su terco amor a lo improductivo.Al final, un frío resultado, en una grisácea tarde y con dos equipos que necesitaban sumar. Al menos vivirán una semana. Pero la “U” lo hará sin su técnico, lo expulsaron, para variar. El solo atinó a reírse, a caminar con el paso de flamenco y con la “ópera” de la “Trinchera Norte” en la nuca.l