Jefferson Farfán reaparece hoy en la selección luego de cuatro meses

Digamos que el grito ensordecedor de aquellos niños súper especiales ayer en la casa del equipo de todos (Videna) provocaron que Jefferson Farfán esboce una contagiante sonrisa, se muestre letal en el área y ponga la clásica chacota. Así, feliz, estuvo el delantero en el día previo al choque con Bolivia.

Se “empató” con su compadre Roberto Guizasola y empezaron a hacer diabluras, en la cancha y fuera de ella. Bromas por aquí, juegueteos por allá, era Farfán poniendole la “chispa” al entrenamiento en reemplazo de Juan Manuel Vargas, por esas horas preocupado por la salud de su abuelo.

Niños especiales de Ventanlilla acudieron al entrenamiento y al ver a la estrella del Schalke 04 de Alemania empezaron a corear su nombre. La “Foquita” se emocionó y retribuyó tanto afecto.

Y es que un aura genial se ha posicionado sobre el moreno atacante, quien ya dejó en el pasado aquel escándalo en Panamá que lo mantuvo alejado de la selección. Su regreso fue en la Copa Kirín, en Japón, pero hoy lo hará ante su gente, en su casa, en aquel estadio donde marcó un gol inolvidable ante Paraguay en las Eliminatorias de Alemania 2006.

Cuatro meses después, Jefferson se enfundará nuevamente la bicolor y espera romperla ante los “boliches”, mandar al quirófano a varios y agradecerle a los que irán a vitorear su nombre.

Junto a Claudio Pizarro, Jefferson jura ser un asesino en serio en busca del gol.