Cantó el Grupo 5

Sin escopetas ni tachuelas de por medio, algunos tendrían que ponerse de pie, estirar el manto de la súplica de perdón y con el rostro tapado por la vergüenza deleitarse con esta muestra de coraje, esfuerzo y buen fútbol, sobre todo de lo último... buen fútbol.

Y es que no se necesita tener una brújula sobre la mesa, tampoco unos naipes flotando por los aires para firmar con la pluma y la mano firme que Alianza Lima está respirando el título.

Los dirigidos por Miguel Ángel Arrué marcaron con el alma de un sufrido barquero la conquista y vencieron 5 a 0 a Cobresol en el estadio 25 de Noviembre. Los dorados prácticamente terminaron de rodillas implorando el final de la catarsis. El cotejo comenzó con las imperfecciones en los botines de uno y otro, hasta que el tocado por Dios, Roberto Ovelar, cambió el destino del mismo, y no precisamente con su “hat trick”, sino con la expulsión de Ubillús. De ahí en más, todo fue de los victorianos.

A los 41 minutos “Neka” Vílchez se convirtió en “10” y envió un pase fenomenal al “Búfalo”, este solo la toca por debajo de Schmidt y la mandó al fondo de las redes. El desconcierto se plasmó en Moquegua. Ya en la etapa complementaria, parecía que en La Victoria habían hecho un pacto de sangre para que el ariete paraguayo salga canonizado.La misma fórmula. 56’, pase de Hurtado y el buen Roberto entreveró la mente del guardameta de Cobresol con una serie de fintas. Gol. A los 63’, nuevamente el “Caballito” galopó para dejar al ariete solo. Era el tercero para los aliancistas.

Ya a los 65’ Bazán habilitaría a Hurtado, quien la empujó con ayudadita de Peixoto. Arrué saltaba como un niño en su día. El chileno besaba la pizarra de la estrategia. Todo le sale, ¿no?

En el epílogo del compromiso, aparecería Alexander Sánchez para destruir la defensa dorada y cantar el quinto de la burla. No quedaba de otra, ante tantas mecidas de pago y excusas anacrónicas, tenían que extirpar el oro en la “Ciudad del Cobre”.