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Rojo de cólera

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Uno tendría que llevar su apellido, escuchar con los ojos cerrados las melodías en su contra de rato en rato en el Monumental, y camuflarse en su piel para entender por ciertos momentos el porqué de sus arranques, el porqué de tantas rojas en el tarjetero, el porqué sufre tanto con la “U”.

Y es que pocos son José del Solar y pocos sienten como él –nadie dice más ni menos–, pero pocos como él. Por ello, desde que se inició el compromiso, el “Chemo” jugó al borde de la muerte con constantes reclamos al árbitro José Buitrago de Colombia. El de negro de rato en rato lo miraba de reojo y le apuntaba la placa en la memoria. Estaba cansado de su acento español y de su desesperación.Para la etapa complementaria el estratega de Ate continuaría con su recital sobre el réferi, sobre todo cada vez que sentía que cobraban lo dudoso. Temía por lo peor, pues el marcador por ese entonces iba a cero y la clasificación no se había guardado aún bajo siete llaves.Entonces, Buitrago no aguantó tantas pataletas ni majaderías y a los 19 minutos de la segunda mitad lo mandó a las tribunas. Del Solar mostró los conejos con su sonrisa irónica y entendió que estaba condenado nuevamente a ello que ya parece un chiste.

Técnico con garra, con las pulsaciones a mil cada vez que dirige a la “U” y con el maletín de ser un entrenador que en este año se llevó el trofeo al “más expulsado”.Pocos lo dudan, su amor por la crema no está observada bajo la lupa, pero sí sus explosiones irracionales.

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