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Salió del clóset

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Son pocos los que tienen la habilidad de mirar a través de los espejismos las arterias del arco, son muchos los que ayer se rompieron el alma tratando de alcanzar al héroe, ese que estaba sentado sobre la mano derecha del “Todopoderoso”, ese que ayer descifró desde sus botines una historia distinta para los del Rímac.

Y es que para muchos los experimentos ya cansaron, los resultados con sabor a poco o nada eran tan seguros como los almuerzos en familia los domingos. Así vivía, si es que se le puede llamar vida, Sporting Cristal, así buscaba alejarse del fantasma del descenso, ese que de rato en rato le giñaba un ojo.

Pero los rimenses ayer decidieron pararse de la silla de los acusados y voltearon un partido para el aplauso, un partido que ya tenía poesía escrita. Sí, hijo bajopontino, Sporting Cristal venció 2-1 a la Universidad César Vallejo en el estadio San Martín de Porres y se quitó la máscara del veneno por una semana más.

Para salir con una historia de valientes y gladiadores, tuvieron que sufrir un Vía Crucis, esos que dejan huellas y enseñanzas. Sino que lo diga Sidney Faiffer que a los dos minutos del inicio del cotejo enmudeció a medio mundo marcando el primero.

El cielo celeste se teñía del color del infierno, del matiz de la pesadilla, esas que los ha correteado como un perro hambriento en todo el año, esa que ha decidido incrustarse en el seno de una institución con pergaminos de grande y presente de incógnitas.Entonces, se pararon, se limpiaron el rostro con las manos de tierra y se le fueron encima al “Poeta” enternado, el cual se aferraba a la figura, momentánea, del guardameta Hermoza.Es ahí, en la etapa complementaria, que Juan Reynoso decide mandar a su carta de auxilio. Miguel Ximénez, el tocado por Dios, ingresaría y anotaría el empate, abriría el camino de la ilusión y porqué no de la victoria. Los cerveceros se inspiraron, sintieron la adrenalina en su sangre y lograron a través de un disparo de Yotún el segundo.

Era una epopeya enmarcada en la revancha, en su historia, en sus designios, pero sobre todo en su público. Ese que hoy se levantará más orgulloso que nunca con la “SC” grabada en el corazón. 

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