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¡Trágame, tierra!

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Uno levanta la ceja, cierra los puños, golpea el aire... lo tangible, pero siempre se encomienda a un “Santo” cuando el final está cerca, cuando sientes que la enfermedad terminal está cumpliendo su cometido. Sin embargo, lo que uno nunca se imaginaría es que ese cimiento de fe, se encargaría de abofetear tu realidad. ¿Por piedad de ya no verte sufrir?, quién sabe...

Lo único cierto es que Sporting Cristal volvió a caer, a tropezarse, a ser el centro rojo de la burla, de la preocupación y de todo ello que debe estar carcomiendo el hígado del hincha bajopontino. Perdió ayer 4 a 0 ante la Universidad San Martín en calidad de local, y en medio de la voz trémula que coreaba la suerte de Juan Reynoso, el aroma a occiso ya se sentía.

Y es que más allá del desorden de los rimenses en el campo, de la falta de respuestas en el esquema táctico y del nulo proceder de las modificaciones en la etapa complementaria, nadie podría dejar de lado la actuación de los de Santa Anita. Sus individualidades, la lectura del partido de Aníbal Ruiz y la presión que ejerció sobre los celestes. Parecía un enjambre de abejas detrás de la víctima.

En medio de un primer tiempo que tuvo ocasiones interesantes para ambas escuadras, el argentino Carlos Marinelli de un terrible disparo agitó el arco de Manuel Heredia para anotar el primero para el conjunto albo (41 minutos). Marcar una cierta ventaja antes del descanso era el primer golpe perfecto. Ese que siempre duele, y mucho...VELARON AL MUERTO

Ya en la etapa complementaria, el panorama se prestaría para desnudar lo que fue la campaña celeste en toda la temporada, y ello lo aprovecharía la San Martín. Autogol de Frezzotti a los 68’. El segundo para el conjunto estudiantil.

A los 77’, un error garrafal del irreconocible Renzo Revoredo. Penal para la USMP y ¡pum...! Arriola la mandaría al fondo. Lo de Joel Sánchez en el epílogo de la contienda (90’) fue como ver el descenso del ataúd.

Todo el coloso de la “Fuerza  Vencedora” se persignó, respetando al “Santo” que se encargó de sellar la suerte. Los hinchas sufren, sufren por la vergüenza y por la sangre que le faltó a algunos cuando Cristal estaba vivo.

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