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Con las manos llenas

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Con el corazón acelerado, palpitando a mil por alcanzar este primer gran objetivo, Miguel Ángel Arrué intentó conservar la calma. Es consciente de que aún les falta camino por recorrer, pero desea con todas sus fuerzas celebrar el campeonato en casa, con su gente que convertirá su fortín en una verdadera caldera.

“Este resultado nos da tranquilidad para afrontar el partido de vuelta. Hemos conseguido lo que se había planteado durante toda la semana: ganar en una plaza tan dura como Chiclayo”, expresó emocionado el entrenador de Alianza Lima, mientras abrazaba a cada uno de sus jugadores.Justamente, Arrué, en un efusivo saludo con el joven Joazinho Arroé, le dio un fuerte abrazo, le zarandeó la cabeza y le gritaba: “¡Bien muchacho, bien, bien!”.así lo vivió arrué

Al ras del campo, el entrenador del conjunto blanquiazul no tuvo tranquilidad. No es de los técnicos que se quedan sentados confiados en que todo lo trabajado debe plasmarse en la cancha a la hora del partido.

Gesticuló bastante, gritó en todo momento muy preocupado en conservar el orden defensivo. Ordenaba a Salomón Libman conservar la disposición de la última línea, así el “Ciclón” no les hizo más daño que ellos en portería contraria.

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