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El día que Meléndez fue expulsado y ovacionado

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En 1968, Julio Meléndez Calderón llegó en silencio a Boca Juniors procedente del Defensor Arica. Obtuvo con los xeneizes los títulos de 1969 y 1970. Fue ídolo de la hinchada bostera, la cual le compuso el cántico: “Y ya lo ve, y ya lo ve, es el peruano y su ballet”. El zaguero fue considerado en el equipo ideal de toda la historia del equipo más popular de Argentina. Fue expulsado una sola vez.

Tan esplendoroso fue la actuación con la casaca boquense, que no solo se ganó la idolatría del hincha xeneize, sino también de los simpatizantes contrarios. No era una admiración que se recluía en el silencio que consiente el respeto. Era reconocimiento capaz de arrancar el aplauso espontáneo del rival. Nadie podrá olvidar la tarde en que en el estadio Monumental sufrió la única expulsión de su carrera.

El rival era River Plate y se mostraba en mejor forma que el conjunto de la ribera. Los millonarios ganaban 2 a 1 cuando arreciaba sobre el marco de Carballo el fervor boquense pugnando por la igualdad. El último hombre era Julio Meléndez. Pica Óscar Mas y queda mano a mano con el defensor. Gana el delantero y el moreno toma la pierna del puntero izquierdo. Como entonces regía la reglamentación que decía que todo jugador que tomara en dos ocasiones a un rival sería expulsado, el árbitro, obligado por la legislación, se dirigió hasta Meléndez, le extendió su mano y le pidió que se retirara del campo de juego sin otro gesto.

Accedió sin reparos el moreno y también el “Mono” Mas le extendió su mano, mientras desde las cuatro tribunas del estadio, las palmas batían para consuelo de ese jugador que era víctima de una reglamentación. Era un grande.

Julio Meléndez nació en Lima el 11 de abril del 42. Antes ir a Boca jugó por Defensor Lima, KDT, Boys, Defensor Arica, Chalaco, Tumán, Aurich y León de Huánuco.

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