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Dio un Seminario de clase

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Pisó el Garcilaso con el rótulo de “vedette”, una estrella más en el variopinto currículum de Johnnier Montaño, pero, de pronto, un chiquitín, con pinta de pollito mojado, y apenas recordado por un “tú a tú” con Johan Fano, hizo que el colombiano pase sutil al rincón de los olvidados.

Crifford Seminario se llama, ¿creo?, no pues, así le dicen, total, aquí solo importa los dos goles que lo catapultaron como la figura del partido. Mientras Montaño trataba de acomodarse y de almacenar oxígeno, este gallito rompió el molde a los 39’  tras recibir sin presiones un milimétrico servicio de Christian García y definir cruzado, donde más le duele a los arqueros.Medio mundo creyó que se trataba de esos accidentes que suelen darse en un campo; que San Martín se recuperaría con el segundo aire y que Montaño sacaría la varita mágica como tantas veces lo hizo en el mediocampo de Alianza Lima, pero nada de eso sucedió.

Leao Butrón dio muestras de querer volver al arco de la selección con algunas atajadas de alto riesgo; con la expulsión de Raúl Penalillo se creyó que San Martín sometería a su antojo a Cienciano; que Montaño podría mostrar su zapatito de oro, pero hasta hoy se le está esperando. No hubo reacción, tampoco el milagro que seguramente Franco Navarro pedía con el rosario apretujado entre sus manos.Crifford, vaya nombrecito salido de los registros de Manyute, emprendió viaje por el carril izquierdo, mismo carro loco, se paseó con la timorata defensa de Santa Anita, algunos lo miraban como extasiados, y sacó un latigazo que ni cinco arqueros tapaban.

Cienciano se adueñó de todo, hasta de las sotanas. Juan Elías Cominges tocó y tocó como en concierto de bohemios; se presentaron otras oportunidades que por ahí dejaron pasar. ¿Y Montaño? Regresó con oxígeno y con ganas de “empujarse” un sanguchón como para olvidar su tibio debut. 

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