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Ojos que no ven...

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Quizá la camiseta hecha añicos de Donayre ante el jalón involuntario de Julián Di Cosmo, quizá la moral escondida en el fuego por saber que llegaban a la altura con los puntos en otro bolsillo, generaron que Alianza Lima duerma en el sótano de la vergüenza.

Los dirigidos por José Soto fueron aniquilados ayer por 3-0, en Arequipa, ante un Melgar que no perdonó políticas dirigenciales, cambios extraños y un plantel con su poderío escudado en Lima.

Desde el primer minuto la palabra “peligro” se escribió en la frente de los mistianos y blanquiazules. Por un lado, Meza Cuadra y su siempre frontalidad para no dar ningún balón por perdido; lo de la visita llegó desde los pies de  Meneses. Disparos, carreras de maratón con el corazón en la mano, pero todo quedaba en un “casi”.A ello se suma la respuesta de los guardametas José Carvallo y Jorge Rivera. El primero con el trajecito azul y el entusiasmo de un pitufo guerrero, mientras el segundo se colocaba el escapulario de la buena suerte. Era la oportunidad para que la “Araña” luche su titularidad. Sacó balones con señales de muerte, pero no le alcanzó.

Y cuando la historia de los primeros 45 minutos parecía cerrarse en una igualdad, el imponente Misti apareció con toda su majestuosidad para decir que quedaba un suspiro más en este primer round.A los 30’ Hilden Salas ingresaría al área victoriana para que de un pase en efecto dominó, le rebote el esférico al defensor íntimo José Cánova. ¡Autogol...!, “gooolll...”, no importa, era momento para celebrar el primer bocado del rocoto relleno.La segunda mitad se cerró con la matralleta de Di Cosmo (67’) y Carboni (74’). ¡Boom...!, ¡mamita! La cereza fue el penal atajado por Carvallo. Porque si ni eso convirtió Alianza, habrá que escudarse en el milagro de Semana Santa. Aunque el problema es que no podrá esperar hasta el próximo domingo para resucitar.

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