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Champions lorcha

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Un punto que deja ansiedad en ambos equipos. Un empate que estaba en el cálculo, pero no en el interés de ninguno. Alianza Lima igualó ayer a uno ante la Universidad San Martín, en calidad de local, y se quedó con las ganas de cantar en una noche de “miércoles”.

Desde el primer minuto los victorianos pusieron todas las armas sobre la mesa. Bazán por la izquierda encarando cada tanto como alfil. Arroé hacía lo propio con sus acostumbrados malabares y Fernández intentaba inquietar a los santos cada vez que dejaba huella en el área.

Bajo esa señal, los íntimos aumentaron el marcador a los cinco minutos. De arranque nomás. Bazán aprovechó un rebote de un tiro de esquina y de un terrible derechazo derrotó a Leao Butrón. Quizá le impactó el balón a alguien para que se desvíe, pero eso no importaba.

A las duchas

Lo que llegó después estuvo ligado al ataque de la visita (aunque influyó la extraña roja a Henry Quinteros). Los albos también querían mostrar sus municiones. Entonces, Cueva y Sánchez buscaron vencer a una muralla aliancista que con el correr de los minutos se mostraba más segura. Así se esfumó la primera mitad.

La etapa complementaria nos sorprendería con las pifias del Alejandro Villanueva a Johnnier Montaño. Algo de ello le habrá afectado al cafetero para que en menos de un minuto le propine un golpe a Albarracín. Expulsado... ¡fuera...!, se escuchaba en toda La Victoria. El gol de Perea a los 67’ –de penal– fue para inyectarle algo de intensidad a un partido que se barnizó con otros matices.

Al final, claves las manos de Butrón y Libman en un duelo que tendrá revancha tan pronto como cante el gallo.

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