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Sírvete un cafecito

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Un arsenal de cosas han quedado estampadas en la afortunada noche de ayer. Quizá nuevamente la función suprema de Paolo Guerrero  con la franja roja mezclándose en su alma, el adiós eterno de Roberto Palacios y el  retorno de la ilusión, de la fe en el ahínco y en la magia...

La blanquirroja derrotó por la mínima diferencia a Nigeria y llega con el ánimo al tope a las eliminatorias para enfrentar a Colombia y Uruguay (3 y 10 de junio, respectivamente).El balón rodó y la angustia comenzó a rondar por cada rincón del Estadio Nacional. Los dirigidos por Sergio Markarián cayeron en algunas imperfecciones, mientras que los africanos apelaban a sus virtudes reposadas en potencia y velocidad.Guerrero, Pizarro y Farfán intentaban triangular en medio de esos cachacos verdes que se cerraban y golpeaban sin misericordia. Cada  segundo dividido era para verlo con el crucifijo en la mano, pues estaba el temor de que haya algún lesionado para el cotejo ante los cafeteros.

Y cuando los minutos parecían perderse en esa monotonía, apareció una contra mortal de la bicolor. La “Foquita” trepó como un cohete, se la sirvió a “Cachito” Ramírez y este a lo brasileño habilitó al “Depredador” de cara al arco rival. Lo que vino después es una constante en el nueve nacional.“Gooolll...”, el primero de la contienda.

El coloso se vino abajo, mientras las banderolas tomaban vida propia y las gargantas emitían sonidos de gloria. Los  rojiblancos  iban al descanso con la ventaja en el bolsillo y la calma en el espíritu.Lo de la etapa complementaria de alguna manera perdió tono por la cantidad de cambios que hubo de ambas escuadras. Sin embargo, “Jeffri” y Paolo prolongaban el miedo en los africanos.

Perú sumó más que una simple victoria en un partido preparatorio. Dejó una base inundada de optimismo para lo que se viene. Congeló ciertas dudas y volvió a tomar de la mano a un país que hoy vuelve a creer.

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