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La sangre llama

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Hizo un ovillo con sus apuntes, lo escondió en su bolsillo más solapado y se marchó refunfuñando de la reunión con los asesores de doña Susana Cuba que, peritos en la materia, supieron persuadirlo hasta que acepte la reducción de los casi 20 mil dólares mensuales que guardaba debajo del colchón desde enero pasado.

José Soto, el impredecible guía de Alianza Lima, decidió proseguir al frente del equipo aceptando las nuevas condiciones de trabajo, aunque tal situación no signifique la posesión de un cheque en blanco que pueda refrendar cuando se le ocurra. 

La continuidad de Soto Gómez es un  tema resuelto casi por obligación y no por convicción. El alud de partidos, entre domingos y miércoles, dejó en stand by la resolución del contrato del llamado “Caudillo” en sus tiempos de picapedrero. 

Castillo azul

Es decir, los nuevos directivos, por llamarlos así, se resisten a prolongar la vida de quien todavía mantiene nexos con la precedente jefatura. Es cuestión de tiempo y de ciertos manejos tácticos que provocarán la salida de Soto.

Dicho grupo de trabajo no se ha cruzado de brazos en reunir toda la información de un estratega que ha fortalecido sus conocimientos en Centroamérica y que, actualmente, dirige al FAS de El Salvador. 

Alberto Castillo  posee el perfil, según dicen, del conductor que Alianza necesitará de cara a su próximo proyecto que tendría como columna vertebral a una serie de juveniles que hoy asoman a cuentagotas. 

El popular “Chochera”  laboró en los últimos seis meses del año pasado en Sport Boys, con “Machito” Gómez, “Solanito” Guevara y otras piedras en el zapato, y ese equipo jugó, produjo, mostró “algo” que en Alianza, creen, podrá explotar. 

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