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¡Se salió el mar!

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Pudo dejar el fútbol luego de la muerte de sus padres, pero Junior Ponce (18), el potrillo que la “descosió” en el clásico, le agradece a Dios por haber puesto gente buena y sincera a su alrededor, que lo ayudó a salir adelante en la vida.

”Mis padres (Alex y Karen) murieron en un accidente cuando tenía siete años. Esa tragedia me afectó mucho y decidí dejar el fútbol, pero mi tío Ricardo no lo permitió y hasta hoy es como mi ángel de la guardia”, confesó Ponce a LÍBERO.

Creció jugando descalzo en el populoso barrio de Corongo,  en el Callao, pero hoy pugna por la Copa Sudamericana con Alianza. Además, añora seguir los pasos de Jefferson Farfán.

“Mi hija Kiara, de un año y mes de nacida, es mi mejor estímulo. La vida me ha golpeado, pero hoy me siento un privilegiado”, apuntó, listo para debutar este sábado ante el León.

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