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Al matadero

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Raúl Ruidíaz es un delantero incisivo, con talento y olfato de gol, mérito por el cual se ganó bien la chapa de “Pulga”, pero hacerlo ingresar a falta de ocho minutos para el final fue mandarlo directo al matadero.

El delantero del Coritiba de Brasil entró a ese hervidero con el coraje que a varios les faltó, pero cambiar la historia a esas alturas del partido fue como que Manuel Burga renuncie a la Federación.

Los pelotazos a lo que salga, buscando a lo loco el empate, Raúl terminó por contagiarse del desorden. Al final su ingreso resultó intrascendente. Y es una lástima porque quizás en otras circunstancias hubiera aportado algo o mucho.

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