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El éxtasis por el triunfo logrado en Cusco rebasó los límites permitidos por Roberto Mosquera. El técnico rimense sufrió un desvanecimiento en el camarín producto de la emoción de meterse medio título al bolsillo.

El estratega se confundía en abrazos con sus pupilos, cuando de pronto sintió desmayarse y debió ser atendido por los médicos del club, que  lograron restablecer su salud.  

Pasado el susto, la “Mosca” se desvivió en elogios para su equipo. “Estuvieron fantásticos, dentro de poco no necesitarán de mí para jugar. Los felicito porque trabajaron 13 días lejos de sus familias. Defendieron todo y acabaron con chichones, pero valió la pena porque tenemos la mitad de la copa”, aseveró.

Luego lo invadió la nostalgia. “Se lo dedico a mis padres, estoy a tres mil metros, más cerca de ellos, quisiera que estén aquí”, culminó sollozando.

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