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Siete años después...

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Aunque intentaron mantener la calma y no pecar de triunfalistas, la alegría por la victoria lograda como visitantes descontroló los ánimos del plantel cervecero, que en el camarín dio rienda suelta a la algarabía.

Cánticos, abrazos, palmas y todo aquello que acompañara el festejo fue bienvenido en el vestuario rimense, donde desbordó la felicidad al sentir que la gloria está cada vez más cerca. Todos saltaron y se emocionaron con justo derecho, luego de la sacrificada preparación que tuvieron por varios días en la altura cusqueña.

Sin embargo, el técnico Roberto Mosquera bajó las revoluciones, pues sabe que aún falta dar un paso más. Ese escollo que intentarán sortear el domingo a las 3 de la tarde en el Estadio Nacional, para desfogar el grito de campeón contenido desde hace siete años.    

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