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La “Piscotinto”

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Se cansaron los jóvenes peruanos de vivir de héroes canosos e inalcanzables en el video. La historia se escribe a diario y los dirigidos por Daniel Ahmed están, a pesar de las deficiencias y los tropezones, muy cerca de meterse en ella.

Ante Venezuela, el cuadro peruano fue la “Piscotinto”, un once capaz de hacerle beber a los llaneros un trago de su propia medicina: marcar un tanto y manejar sin miramientos el resultado. Todo gracias a la magia de un protagonista inesperado: Cristian Benavente, bravazo.

El volante importado del Real Madrid fue determinante para abrir un partido condenado al 0-0 por la indecisión del ataque peruano. La “blanquirrojita” la había tenido con Flores, Reyna y Cartagena, pero nada.

Hasta que a los 36’ el hispano peruano hilvanó una jugada personal y cuando se sacaba al venezolano Ángel recibió un rodillazo. ¡Claro penal!Benavente, tildado de jugador inocente, sacó un derechazo desde el alma, como si además del triunfo fusilara a aquellos que se fijaron más en la marca de su vincha que en sus virtudes.

Perú quiso, pero evitó ser más por temor a una pesadilla repetida. Se refugió en el fondo y controló las salidas a partir de un medio superlativo como Guarderas y las escapadas certeras de Gómez por izquierda. Esta vez, Tapia y Barrios no se hicieron problemas y apenas pasaron apuros con balonazos aéreos en los últimos 15’. Martínez, la estrella venezolana, nunca apareció.

Con cuatro puntos y la certeza de un fútbol aún deficiente pero práctico, esta nueva selección Sub 20 tiene motivos para soñar con el hexagonal final. Que así sea. ¡Sí se puede!

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