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San Juan, Argentina

Su picardía y velocidad le cambiaron la cara al elenco rojiblanco. Jean Deza se encargó de instalar la alegría en todo el Perú marcando el gol transitorio de la victoria, aunque al final la felicidad se convirtió en lamento.  

Tras recuperarse en tiempo récord de una lesión al abductor, Daniel Ahmed apostó por el ingreso del veloz atacante para el segundo tiempo, quien ansioso de protagonismo encaró cuantas veces pudo y apiló rivales buscando el arco ecuatoriano, inyectándole esa dosis de ambición que requería el conjunto incaico.

Penal para la bicolor y Deza no dudó en arrebatarle el balón a Benavente, para ejecutar con precisión el tiro y poner a gozar a 30 millones de peruanos, que luego fueron consumidos por la desazón.

“Me da mucha rabia por no ganar el partido, teníamos todo  a la mano, pero nos desconcentramos y lo pagamos muy caro. Ahora nos jugamos la vida ante Brasil”, aseveró el delantero.    

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